martes, 26 de diciembre de 2006

El Perú en el Latinobarómetro 2006

Artículo publicado en Perú 21, martes 26 de diciembre de 2006

El Latinobarómetro recoge los resultados de una encuesta de opinión que se aplica en los países de América Latina desde 1995. En la encuesta de 2006, por primera vez contamos con datos de representación nacional de los 18 países de la región. Solo queda fuera Cuba; en Perú, la encuesta fue aplicada por Apoyo.

Aquí analizo en qué aspectos destaca el Perú, si lo comparamos con los demás países. ¿Cuál es nuestra singularidad? En general, los 18 países de la región siguen tendencias similares; sin embargo, en algunos temas nos alejamos de los promedios. La perspectiva comparada es fundamental; sin ella no tenemos cómo saber si estamos cerca o lejos de los niveles 'normales'.

En primer lugar, en Perú la satisfacción con el funcionamiento de la democracia y sus instituciones es muy baja (la evaluación del Poder Judicial es la más baja de la región), y consideramos a nuestro país "poco democrático". ¿Qué entendemos por democracia? Para nosotros (junto con los mexicanos), la libertad y la justicia son igualmente importantes para definirla (a diferencia de todos los demás, para los cuales la libertad es lo fundamental). Es interesante registrar que, en cuanto al porcentaje de personas que no saben cómo definir la democracia, el Perú aparece cerca del promedio latinoamericano; es más, si comparamos 2005 con 2006, el porcentaje de no respuestas se reduce de manera importante. Esto no es tan raro si consideramos que el Perú aparece como uno de los países más politizados de la región, donde más se habla de política, y se trata de convencer a otros sobre temas políticos (junto con Brasil y Venezuela).

De otro lado, los ciudadanos de nuestro país destacan por tener muy bajos niveles de percepciones optimistas de la situación del país y de su situación familiar en el momento actual (en esto último, estamos en último lugar). Sin embargo, al mismo tiempo, tenemos muy altas expectativas de movilidad social; ocupamos el primer lugar de los que piensan que "una persona que nace pobre puede llegar a ser rica".

Finalmente, Perú destaca por la baja confianza en la eficacia del voto para cambiar las cosas (penúltimo lugar, después de Paraguay); al mismo tiempo, somos el tercer país más alto en cuanto a pensar que la participación en movimientos de protesta es la manera más eficaz para lograr los cambios. Atención que quienes piensan así también tienden, ser más tolerantes con soluciones autoritarias a los problemas.

¿Qué se puede concluir de todo esto? Muy brevemente, me quedo con una gran imagen: tenemos grandes expectativas de progreso, pero no encontramos los medios político-institucionales que nos permitan satisfacer esas expectativas; por ello tendemos a no ser optimistas, a sentirnos "peor" de lo que "en realidad" estamos; de allí cierta proclividad a la protesta. Esta es casi la definición de manual de sociología de una situación de anomia, tal como la definió el sociólogo Robert Merton en los años cuarenta.

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