jueves, 15 de febrero de 2007

“Sin ti no soy nada”: AGP y el APRA.

[Este artículo de Carlos Meléndez iba a ser publicado en La República, pero al final no salió... como puede verse, debería haberse publicado el 14 de febrero... ]

Carlos Meléndez Guerrero
Instituto de Estudios Peruanos

Uno de los romances más controvertidos en nuestra política en los últimos tiempos ha sido el del Presidente Alan García y el Partido Aprista Peruano. Como sabemos, fue Alan García quien llevó al partido de la estrella por primera vez al gobierno en 1985, cumpliendo el sueño dorado del partido más viejo de nuestra historia. Como los primeros años de cualquier romance, el inicio fue digno de una luna de miel. El gobernante alcanzó el 97% de popularidad (agosto, 1985) y el partido penetró en la burocracia estatal apasionadamente. Los defectos y las primeras faltas –el creciente caudillismo, la naciente corrupción-- se perdonaban por la juventud del idilio, aunque precisamente en ellas anidarían las causas de la posterior separación. Fueron los años difíciles –para algunos inútiles--. En medio de la crisis generalizada, el final de la gestión abría gran incertidumbre sobre el futuro de la relación.

Alan García se fue del país en 1992 y la relación con el APRA se limitó a un “amor de lejos”. Como todo romance a la distancia, surgieron las dudas e indecisiones que sólo sobrevivían gracias a la promesa de un retorno y a la cada vez más fría comunicación epistolar. El APRA entró rápidamente en crisis, evidenciado por el bajo desempeño electoral de sus candidaturas presidenciales y parlamentarias que no superaban el 8%. Para algunos, incluso, García se había convertido en un tipo gris, casi sin sombra, que no se sobreponía a la soledad del destierro. En el año 2000, la distancia parecía haber hecho demasiado daño: el candidato presidencial aprista Abel Salinas obtuvo el 1.4%, nuevos dirigentes emplazaban por cambios mayores e inclusive hubo voces que propugnaban una separación definitiva de con quien habían pasado los mejores años de sus vidas. Los buenos recuerdos por entonces no bastaban.

Quizás en el momento más crítico para ambos, AGP volvió avivando los viejos sentimientos. AGP y el APRA parecían redescubrir su romance, al punto que del 1.4% del 2000, pasó al 25.8% en primera vuelta del 2001 y al 46.92% en la segunda vuelta ese mismo año. AGP había reconquistado al viejo partido y los fantasmas de la separación parecían esfumarse del todo. Sin embargo, como dos viejos amantes que se unen luego de muchos años, el vertiginoso reencuentro da paso rápidamente al cotejo de los cambios. Las elecciones del 2006 los evidenciaron: no pudieron superar el techo del 25% en la primera vuelta. AGP mantenía sus características de líder, pero le costaba más llegar a un país que también había cambiado. Por otro lado, el APRA había dejado de ser el partido arraigado en la sociedad que le permitiera dar organicidad al respaldo electoral de García. Sin embargo, la relación sobrevivió y pasó (a las justas) a una nueva etapa, cuya esencia parece ser sobre todo la costumbre de viejos conocidos que ya no están para arriesgarse a nuevas aventuras.

El actual gobierno de AGP y del APRA evidencia una relación de baja intensidad, como una pareja que prefiere llevar los líos por dentro y guardar las formas, aunque de vez en cuando salgan a la luz las diferencias (encontronazos sobre temas como la pena de muerte, la acusación constitucional a Alejandro Toledo, etc.). Sin embargo, las pequeñas crisis se sobrellevan porque ambos se conocen mejor que nadie. AGP sabe que su liderazgo no es el mismo de antaño y que no puede prescindir del partido. El APRA sabe, y lo ha vivido en carne propia, que es muy improbable que por el momento alguien ocupe el lugar de AGP. Ambos se necesitan y son, aparentemente, el uno para el otro. Aunque el pragmatismo y la conveniencia parecen imponerse, finalmente el primer amor no se va, no se olvida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno, una miestra más que varios medios de comunicación de la presna escrita, como La República, no son sino cooptados por el gobierno actual, no sé si como Fujimori, si con buenas relaciones, viejas amistades e ideologías comunes, sólo sé que las investigaciones hacia el actual gobierno no son tan fuertes como debieran.
Dejar de publica este artículo , es sólo la muestra del nivel de injerencia, en el mismo, prensa libre , ja, ja, ja; que asco!
De otro lado, ya vemos como el señor Mulder, sale a decir copamiento de los apristas en la Administración Pública, - más aún - y luego sale un "recto" Presidente García diciendo , no , no, no, eso no se hace, por favor!!! dejen de jugar con un país, dejen de buscar levantar imagen y hagan algo por la gente, pero de verdad, un mecanismo de democratizar al paíes, es contar con una carrera de servicio civil , una élite de funcionarios, en donde no entren por el "trajetazo" sino por principios de mérito, capacoidad e igualdad de oportunidades, que tenga sistemas de evaluación; y no un "sistema de botín" ahora el Partido Aprista quiere sus cupos, ayer fue Perú Posible, pasado...
La jugada que estan haciendo con el Partido es para levantar la imagen del Presidente a costa de demostrar que el APRA no ha evolucionado demasiado, sino que siguen sus redes clientelares.
NO lo permitamos, exijir un concurso de verdad, no "payasadas" de concurso, que este integrado por personal idóneo, que si gana alguien no sno importe su ideología política, raza, religión u opción sexual, sino su capacidad.
Deberían "destrozar" a Mulder por haber dicho tremendo espanto, que lso funcionarios que vienen de otro sgobiernos no los dejan avanzar, por Dios! otra cosa es que no sepa el gobierno que hacer, ni como hacerlo, tanto , tanto que necesitan armar cortinas de humo a cada rato, com vender el avión presidncial o mejor dicho mal baratearlo!!
Este es el nuevo Alan, de verdad, aún esta a tiempo, no haga que los que votaron en contra de Ollanta, y por tanto a favor de usted se arrepientan.