domingo, 28 de marzo de 2010

McEvoy y la construcción nacionalista

Artículo publicado en La República, domingo 28 de marzo de 2010

Esta semana se presentó el último libro de la historiadora Carmen McEvoy, Armas de persuasión masiva. Retórica y ritual en la Guerra del Pacífico (Santiago, CIP, 2010), que compila discursos eclesiásticos, políticos y militares de personajes chilenos que muestran, como argumenta la autora en su valioso estudio preliminar, de qué manera se construyó el discurso nacionalista en Chile, aprovechando la victoria en la Guerra del Pacífico.

Chile tenía que desarrollar un discurso que justificara la invasión, ocupación y conquista de territorios ajenos, y que al mismo tiempo aprovechara el entusiasmo por el triunfo. Así, Perú habría actuado de manera desagradecida frente el apoyo chileno en las guerras de independencia y la de 1866, y con perfidia al aliarse secretamente con Bolivia. El que Chile hubiera vencido a dos países, incursionando en territorios agrestes y desconocidos, sería muestra de su superioridad como nación; seríamos un país decadente, marcado por la corrupción, la debilidad, el salvajismo, por lo que la incursión chilena asumía un carácter civilizatorio, bendecido por la voluntad divina.

El libro demuestra cómo funcionan los artificiosos mecanismos de construcción de identidades nacionales; en realidad, Chile distaba de ser el país que esos discursos querían proyectar. Chile vivió importantes guerras civiles en los años posteriores a su independencia, en 1851, y después de la guerra, en 1891. Más todavía, durante la guerra, diversos levantamientos de la población mapuche eran aplastados a sangre y fuego. Si bien Chile avanzó relativamente más que otros países en cuanto a consolidación estatal, lo hizo sobre la base de un modelo elitista, autoritario, excluyente. De allí que al inicio de la guerra hubiera preocupación por la lealtad de los “rotos” ante un ejército comandado por “aristócratas”, “pelucones”.

Lo curioso es que, del lado peruano, no encontramos narrativas nacionalistas exitosas que cuestionaran la construcción chilena, sino discursos fuertemente críticos, desde González Prada hasta nuestros días, que por el contrario parecen confirmarlo. Desde este ángulo perdimos la guerra por no tener clase dirigente, por estar divididos, por nuestro fracaso en la construcción de un Estado-nacional. Así, paradójicamente, la exaltación nacionalista chilena se acopló perfectamente con una narrativa derrotista de nuestro lado: en efecto, habríamos perdido porque no teníamos lo que Chile sí tenía.

Así, el libro de Mc Evoy no solo es pertinente para desmontar la ideología nacionalista chilena, también para cuestionar elementos en nuestra historiografía que pasan por alto importantes logros y esfuerzos de construcción estatal y nacional en el siglo XIX. En tanto asumamos que ni los chilenos eran tan superiores, ni nosotros tan inferiores, podremos encontrar un punto en el que podamos relacionarnos sin complejos como lo que somos: iguales.

ACTUALIZACIÓN, 3 DE ABRIL

Después de leer el justo y acertado comentario que dejó Cecilia Méndez, se impone cuando menos una pequeña actualización. Sobre estos temas ver:

LOS DISCURSOS CHILENO, BOLIVIANO Y PERUANO
Tres visiones de la Guerra del Pacífico
Un 5 de abril de hace 129 años Chile le declaró la guerra al Perú. Coincidiendo con esta fecha, el Instituto de Estudios Peruanos ha iniciado un curso de extensión denominado "Las visiones historiográficas de la Guerra del Pacífico" (Del 1 al 22 de abril). Conversamos con el coordinador del mismo, el historiador Antonio Zapata Velasco. Por Jorge Paredes
http://elcomercio.pe/edicionimpresa/Html/2008-04-05/tres-visiones-guerra-pacifico.html

CURSO DE EXTENSIÓN: "LAS VISIONES HISTORIOGRÁFICAS DE LA GUERRA DEL PACÍFICO"

El Instituto de Estudios Peruanos - IEP pone a su disposición los videos de las sesiones del Curso de extensión: "Las visiones historiográficas de la guerra del pacífico", las mismas que se han realizado en nuestro local institucional del 1 al 22 de abril de 2008. El coordinador del curso fue Antonio Zapata Velasco.

Presentación
El objetivo de este curso es presentar y analizar las diferentes interpretaciones sobre la Guerra del Pacífico (1879-1883) que han sido predominantes en el Perú, en Bolivia y en Chile. Asimismo, el curso se propone comparar estas interpretaciones, examinando su influencia en la cultura, en la identidad y en las relaciones contemporáneas de los tres países contrincantes.

La historia de la Guerra del Pacifico ha sido un tema central para los historiadores de las tres repúblicas que se vieron envueltas en el conflicto armado. Sin embargo, motivaciones nacionalistas no han permitido evaluar y comparar -muchas veces ni siquiera conocer en el Perú- las interpretaciones de los hechos realizadas en los países vecinos. Esta falta de conocimiento sobre este episodio de la historia sudamericana ha dado pie a posturas sesgadas, estridentes o simplistas sobre un capitulo fundamental del pasado peruano.

SESIONES DEL CURSO

SESIÓN I
La historiografía peruana sobre la Guerra del Pacífico. De Jorge Basadre a Heraclio Bonilla.

Presentación: Marcos Cueto
Dr. Antonio Zapata Velasco
Comentarios
Respuestas: Dr. Antonio Zapata Velasco

SESIÓN II
La Campaña de la Breña. De Nelson Manrique a Hugo Pereyra

Dr. Antonio Zapata Velasco
Comentarios
Respuestas: Dr. Antonio Zapata Velasco

SESIÓN III
Alteridad e imaginario en la historiografía chilena acerca de la Guerra del Pacífico: la obra de Sergio Villalobos.

Presentación: Dr. Antonio Zapata Velasco
Dr. Daniel Parodi
Comentarios
Respuestas: Dr. Daniel Parodi

SESIÓN IV
El otro registro historiográfico: la Guerra del Pacífico en los manuales escolares chilenos.

Dr. Daniel Parodi
Comentarios
Respuestas: Dr. Daniel Parodi

SESIÓN V
La historiografía boliviana: Roberto Querejazu

Dr. Antonio Zapata Velasco
Comentarios
Respuestas: Dr. Antonio Zapata Velasco

SESIÓN VI
La historiografía boliviana: Carlos Mesa Gisbert

Dr. Antonio Zapata Velasco
Comentarios
Respuestas: Dr. Antonio Zapata Velasco

SESIÓN VII
Mesa de síntesis sobre las interpretaciones de la Guerra del Pacífico

Presentación: Marcos Cueto
Dra. Carlota Casalino
Dr. Carlos Contreras
Dr. Nelson Manrique
Comentarios
Respuestas: Dr. Carlos Contreras, Dra. Carlota Casalino, Dr. Nelson Manrique

http://www.iep.org.pe/videos_visiones_historiograficas_guerra_pacifico.php

miércoles, 24 de marzo de 2010

Minería y conflicto social en línea

El libro Minería y conflicto social del que soy coautor (con José De Echave, Alejandro Diez, Ludwig Huber, Bruno Revesz y Xavier Ricard; Lima: CBC, CIPCA, CIES, IEP, 2009) está prácticamente agotado, así que el IEP ha decidido ponerlo a disposición completo en línea. Espero que resulte de interés.

Minería y conflicto social

Índice

Introducción

PRIMERA PARTE
Narrando el conflicto

1. Tambogrande: de la defensa del agro a la defensa del derecho a decidir
2. Disputas por la legalidad, los derechos de propiedad y el futuro agrícola o minero de la sierra de Piura. El caso Majaz
3. Yanacocha y los reiterados desencuentros: gran afectación, débiles capacidades de acción colectiva
4. Antamina: licencia social y conflicto de baja intensidad
5. El caso Tintaya: entre el diálogo y la protesta
6. Las Bambas: un megaproyecto en una nueva región para la minería

SEGUNDA PARTE
Analizando el conflicto

1. Marco de análisis y caracterización de los casos analizados
2. Desarrollo y ritmo de la movilización: del conflicto a la protesta
3. Los actores y sus estrategias
4. Lo que está en juego

TERCERA PARTE
Transformando el conflicto

1. En torno a la regulación sectorial
2. El debate sobre la agenda minera
3. La paradoja del contexto actual
4. Hacia la gobernanza transectorial y territorial
5. Hitos para una nueva agenda minera

A modo de conclusiones

Epílogo

Bibliografía


Texto disponible en:
http://www.iep.org.pe/textos/DDT/mineriayconflictosocial.pdf

martes, 23 de marzo de 2010

Armas de persuasión masiva, de Carmen Mc Evoy

"La religión jugó un papel muy importante en el desarrollo del nacionalismo chileno antes y durante la Guerra del Pacífico, según nos lo recuerda Carmen Mc Evoy en su más reciente publicación: Armas de Persuasión Masiva. Retórica y Ritual en la Guerra del Pacífico (Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, 2010). Especialista en la Guerra del Pacífico, Mc Evoy se ha dedicado en los últimos años a diseccionar los fundamentos ideológicos y políticos del nacionalismo chileno y cómo este alcanzó su clímax en la Guerra del Pacífico que involucró a Chile, Perú y Bolivia.

En este oportunidad, Mc Evoy analiza la dinámica de la retórica religiosa y cómo esta revisitó de una cierta aura de sacralidad los planes de consolidación y expansión interna y externa del Estado y ejército chilenos.

Publicado por el Centro de Estudios Bicentenario de Chile, el libro se presentará este martes 23 a las 7:00 pm en el Centro Cultural de la PUCP. En la mesa estarán Alejandro San Francisco, Eduardo Dargent y Marcel Velásquez.

Incluyo una nota de prensa que explica con más detalle el contenido del libro así como parte de la Introducción del libro.

Presentación en los Jueves Políticos

Además, la autora compartirá una mesa con Martín Tanaka y Antonio Zapata en los Jueves Políticos, en donde dialogará sobre el contenido del libro. Los Jueves Políticos forman parte de un ciclo de charlas organizado por la Facultad de Ciencias Políticas de la PUCP. El ingreso también es libre, aunque se sugiere llegar con anticipación.

Esta mesa se desarrollará el jueves 25 de marzo a las 6:30 pm en el Auditorio de Ciencias Sociales de la PUCP".

Tomado de:

Religión y nacionalismo en la Guerra del Pacífico
Sunday, 21 March 2010
http://historiaglobalonline.com/2010/03/religion-y-nacionalismo-en-la-guerra-del-pacifico/

Ver también:

La guerra que unió a Chile
Entrevista a Carmen Mc Evoy, por Federico de Cárdenas
Suplemento Domingo, diario La República, 21 de marzo de 2010
http://www.larepublica.pe/archive/all/domingo/20100321/20/node/256361/todos/1558

lunes, 22 de marzo de 2010

Irracionalidad en la política

Artículo publicado en La República, domingo 21 de marzo de 2010

En las últimas semanas se ha discutido mucho sobre la racionalidad de las conductas del presidente García, del exministro de justicia Pastor y del ahora prófugo José Enrique Crousillat. ¿Cómo es que García aprobó un indulto con bases tan débiles, que iba a generar tanta resistencia? ¿Por qué Pastor defendió con tanto ardor un indulto así? Y Crousillat, si ya estaba libre, ¿por qué ser tan descarado, y tener una estrategia tan agresiva y grosera en su litigio por América Televisión? En todo esto hay una sucesión muy llamativa de errores de cálculo, que terminan perjudicando el propio interés.

García con el indulto implementa una jugarreta: hace un gesto amistoso a los intereses fujimoristas, y pone presión sobre América Televisión. Si bien las bases del indulto eran cuestionables, la defensa del ministro de justicia parecía hacerlo viable. Las cosas iban bien hasta que Crousillat empezó a ostentar descaradamente su buen estado de salud y recurrió después a inescrupulosas maniobras judiciales en su intento de recuperar América Televisión. Si Crousillat hubiera seguido una lógica de “perfil bajo” y una estrategia legal más presentable, probablemente estaría ahora disfrutando del verano en el balneario de Asia. Pensar que con estas acciones obtendría algún beneficio implica considerar que las prácticas montesinistas siguen incólumes. Afortunamente, su fracaso sugiere que no es así.

En cuanto a Pastor, su actuación parece seguir una lógica de crecer dentro del partido en función de su lealtad con el presidente, en términos de ser un eficiente operador de sus iniciativas o defensor o justificador de sus errores. Pero hubo un error de coordinación: mientras el presidente empezaba a darse cuenta de los costos de esta jugarreta, Pastor radicalizó su defensa. Al lanzar García el mensaje que se sentía “un poco burlado”, desautorizando a su ministro, este, en vez de retroceder, huyó hacia adelante, reivindicando su lealtad y presentándose como víctima de una conjura. Grave error: eso es precisamente lo que hizo inevitable su caída. Una lógica de perfil bajo y de autocrítica podría haberlo mantenido en el puesto, pero ese era también un sapo difícil de tragar. Pastor privilegió intentar quedar bien dentro del partido antes que frente a la opinión pública, y los resultados han sido elocuentes.

Con todo esto comprobamos que una de las constantes de este gobierno, desde la propuesta de la pena de muerte a los violadores hasta el indulto a Crousillat, pasando por los decretos cuestionados en Bagua, es avanzar por un camino torvo, meter la pata y luego retroceder para evitar mayores cuestionamientos. Esto da cuenta de otro rasgo central de la gestión de García: entender la política como una sucesión de maniobras de corto plazo, en las que se actúa con mayor o menor habilidad, pero donde, lamentablemente, se pierde de vista la necesidad de emprender grandes iniciativas de reforma.

VER TAMBIÉN:

La torre de marfil
La verdad social: debate en marea alta.
Eduardo Gonzalez - Marzo 22nd, 2010
http://latorredemarfil.lamula.pe/2010/03/22/la-verdad-social-debate-en-marea-alta/

ACTUALIZACIÓN, 24 de marzo:

Paradojas de Crousillat
Mié, 24/03/2010
Antonio Zapata
http://www.larepublica.pe/sucedio/24/03/2010/paradojas-de-crousillat

jueves, 18 de marzo de 2010

Lecciones de un debate (2)

Lo último que comenté sobre el debate en el que estoy participando con Nelson Manrique, Nicolás Lynch, Alberto Adrianzén, Alberto Vergera y Eduardo Dargent, puede verse aquí:

domingo 7 de marzo de 2010
Lecciones de un debate
http://martintanaka.blogspot.com/2010/03/lecciones-de-un-debate.html

lunes 1 de marzo de 2010
Intelectuales y política
http://martintanaka.blogspot.com/2010/02/intelectuales-y-politica.html

Yo pensé que el debate bajaría en intensidad, por el contrario ha subido de tono. Sin embargo, para mi gusto, está siguiendo el camino menos productivo, que hace que los temas de fondo no ocupen en centro de la discusión: en vez de ello, los intercambios tienden a personalizarse, politizarse, y las réplicas no responden propiamente a los argumentos del antagonista, sino a versiones caricaturizadas de los mismos. Es hasta cierto punto inevitable en el "fragor" de los intercambios, con sus naturales puyas y "chiquitas". Pero repito, me parece que está siguiendo un camino poco productivo. Una muestra de ello, para mí, es que siento que tengo que repetir cosas que ya dije, o aclarar que nunca dije cosas que dicen que dije (o usar la formula "quizá no me expresé bien, pero no quise dar a entender que...). Es como cuando se tiene un partido de fútbol trabado e interrumpido constantemente, "así no se puede jugar". Para que la cosa fluya uno debe esforzarse por entender bien lo que los demás quieren decir, y tratar de discutir con la mejor versión del argumento contrario. Estar dispuesto a reconocer errores, limitaciones, aceptar puntos válidos del opositor, estar dispuesto a reelaborar y aprender del intercambio. No es fácil, por supuesto, porque todos tenemos la tentación de caricaturizar el argumento contrario para así poder rebatirlo y dar la impresión de que uno tiene razón. Y si el asunto se politiza, peor todavía: ya no se trata de argumentar en abstracto, sino de defender una causa. Y en nombre de esas causas al final se puede llegar a una lógica de "demolición", de pura confrontación, en donde ya los argumentos dejan de interesar, y la tentación de caer en ataques personales es grande. Ganar no por tener mejores argumentos, sino por desacreditar al adversario. Evitemos derrapar por ese camino, por el cual lamentablemente suelen caer muchos bloggers.

Comentando las últimas críticas que he recibido, encuentro algunas constantes. Entre mis colegas polemistas se suele repetir que los he criticado porque:

1. son humalistas,
2. asumen un compromiso político,
3. rechazan un modelo positivista de objetividad científica que yo defendería,
4. manejamos ideas diferentes de lo que es democracia
5. soy neoliberal, fujimorista, gobiernista, conservador, etc.

Con los dos primeros puntos perdemos el tiempo: nada tiene de malo ser humalista, o tener compromiso político. Eso simplemente no está en debate. En el tercer punto, la cosa es centrar bien la discusión. Me parece que el tema no es epistemológico: creo que todos estaremos de acuerdo con el que positivismo "duro" o tradicional es insostenible a estas alturas, que todos tenemos inevitablemente sesgos, que nadie es totalmente "neutral", que todos tenemos valores que conviene hacer explícitos, y que debemos ser lo más rigurosos que podamos cuando investiguemos o escribamos. Para mí el punto de debate está en la dificultad (no imposibilidad) que hay en combinar trabajo académico y pasión política o militancia partidaria, a la luz de los excesos de politización e ideologización en la historia reciente de nuestras ciencias sociales (aceptando que no militar tampoco garantiza en absoluto que la calidad de tu trabajo sea mejor, por supuesto).

Para mí, un ejemplo de esto puede verse en los recientes libros de Manrique, Adrianzén y Lynch y en la discusión que estamos teniendo. No nos olvidemos que el origen de ella está en las reseñas que se han escrito sobre sus últimos libros, todos interesantes, y cuya lectura obviamente recomiendo vivamente. En Manrique se extraña un criterio de evaluación mejor de las decisiones que marcaron la vida de Haya, más allá de la idea de la traición de un programa revolucionario esbozado en los años veinte. Un mejor criterio, por ejemplo, me parece que vendría de comparar las decisiones que tomó Haya con las que tomaron otros líderes populistas en contextos similares. De lo que se trata es de manejar un criterio en el que la conclusión no esté anticipada desde la propia formulación de la hipótesis, por así decirlo.

En Adrianzén y Lynch me parece que sus diagnósticos de los gobiernos de Paniagua y Toledo y de la naturaleza de la "transición" tiene serios problemas, y es un asunto medular en sus libros. Me parece que es distorsionar las cosas sugerir que Paniagua y Toledo tuvieron programas radicales o refundacionales tal como los que estamos viendo en Ecuador o Bolivia, que el primero no implementó por falta de tiempo o su carácter de presidente transitorio, y que el segundo traicionó, y que el cumplir las tareas de la transición inconclusa o frustrada conduce a apoyar hoy ese tipo de propuestas. Y me parece que esa distorsión es consecuencia de sus diagnósticos están un tanto "contaminados" por la necesidad de justificar cómo así habiendo participado en esos gobiernos, apoyan hoy a Ollanta Humala. Aclaro nuevamente: nada hay de malo en haber participado en esos gobiernos, o con el compromiso político. El aporte de Adrianzén en el gobierno de Paniagua y el de Lynch con Toledo fue excepcional, cumplieron un excelente papel, al igual que cuando participaron en las luchas contra el gobierno de Fujimori. Y nada de malo hay, nuevamente, en apoyar a Humala. El problema está en que las opciones políticas tienden a expresarse en los trabajos académicos como justificaciones de éstas, distorsionando las cosas.

Otro ejemplo de lo mismo lo vemos con el diagnóstico de la caída del fujimorismo. Ese tema lo abordo en mi trabajo “¿Crónica de una muerte anunciada? Determinismo, voluntarismo, actores y poderes estructurales en el Perú, 1980-2000” (p. 57 – 112). En: Jane Marcus y Martín Tanaka, Lecciones del final del fujimorismo. La legitimidad presidencial y la acción política. Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2001 (ese tema lo abordo sólo parcialmente en mi libro Democracia sin partidos. Perú, 2000-2005. Los problemas de representación y las propuestas de reforma política -Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 2005-, atención). Allí sostengo que la caída del fujimorismo es consecuencia principalmente de sus contradicciones internas, no de la fortaleza de la oposición o de la movilización social, que se caracterizaba por su debilidad y dispersión. Claro, eso es difícil de aceptar para quien fue protagonista de esos eventos como parte de esa oposición (conste que yo también participé en la Marcha de los Cuatro Suyos, por si acaso). A propósito, una excelente lectura crítica de lo escrito sobre la caída del fujimorismo puede verse en el blog de Carlo Magno Salcedo:

22/ene/2009: Montesinos y Fujimori ocho años después. Revisando las explicaciones sobre el colapso de un régimen autoritario (VI): la tesis de Henry Pease
http://blog.pucp.edu.pe/item/43165/catid/2583
27/nov/2008: Montesinos y Fujimori ocho años después. Revisando las explicaciones sobre el colapso de un régimen autoritario (V): la tesis de Carlos Iván Degregori
http://blog.pucp.edu.pe/item/38689
22/sep/2008: Montesinos y Fujimori ocho años después. Revisando las explicaciones sobre el colapso de un régimen autoritario (IV): la tesis de Romeo Grompone
http://blog.pucp.edu.pe/item/31402/catid/2583
20/ago/2008: Montesinos y Fujimori ocho años después. Revisando las explicaciones sobre el colapso de un régimen autoritario (III): la tesis de Julio Cotler
http://blog.pucp.edu.pe/item/28629/catid/2583
22/jul/2008: Montesinos y Fujimori ocho años después. Revisando las explicaciones sobre el colapso de un régimen autoritario (II): la tesis de Sinesio López
http://blog.pucp.edu.pe/item/27110/catid/2583
30/jun/2008: Montesinos y Fujimori ocho años después. Revisando las explicaciones sobre el colapso de un régimen autoritario (I): la tesis de Martín Tanaka
http://blog.pucp.edu.pe/item/25464/catid/2583

Sobre el cuarto punto, ese sí es un tema importante, aunque también hay caricaturas. Creo que Vergara, Dargent y yo coincidimos en entender la democracia como un régimen político, en el que la mayoría decide, pero respetando ciertas reglas de juego e instituciones, de modo que se evite un ejercicio arbitrario del poder; y en que nuestras democracias tienen muy mala calidad, por lo que son necesarios un amplio y profundo conjunto de reformas y cambios que les den contenido. Los contornos específicos de esos cambios son materia de debate político, pero en general puede decirse que democracias con organizaciones sindicales y populares débiles tienen mayores déficits en el ejercicio de la ciudadanía, un asunto fundamental.

Por el contrario, Adrianzén y Lynch parecen privilegiar una definición mayoritaria, plebiscitaria, de democracia, evaluada centralmente por el contenido de sus políticas, por eso ven con simpatía a Morales y Correa, gobiernos mayoritarios de izquierda. Mi crítica ha sido que esa definición es deficiente, porque lo democrático no está ni en lo mayoritario ni en lo izquierdista. Hay gobiernos mayoritarios de derecha con serios problemas de autoritarismo (Uribe) o que son abiertamente autoritarios (Fujimori). Y así como ser mayoría no te hace democrático, tampoco ser minoría te hace autoritario: hay gobiernos minoritarios de izquierda, como el de la Unidad Popular en Chile, digamos, y por eso no dejan de ser democráticos. Consecuentemente, tampoco dejan de serlo gobiernos minoritarios de derecha, como el de García, o Piñera. Decir que los gobiernos neoliberales no serían democráticos, o que hay una confrontación entre un proyecto neoliberal con uno democrático confirmaría lo que comentaba Vergara: aparentemente, desde este punto de vista, los regímenes solo serían democráticos si son de izquierda. Estos sinsentidos muestran que la definición mayoritaria de izquierda de la democracia simplemente no funciona. Es que hay que saber distinguir entre la caracterización de un régimen y las simpatías o antipatías que nos despierta. Nuevamente, la cosa se complica cuando la pasión militante se impone sobre el análisis académico. Con la camiseta de izquierda antineoliberal evalúas a la democracia, y llegas a estos callejones sin salida conceptuales.

Quinto punto: yo sería neoliberal, fujimorista, gobiernista, conservador, por eso me molestarían los izquierdistas comprometidos antifujimoristas opositores revolucionarios. Nada que ver. Con Lynch, Adrianzén (y Manrique) tenemos una larga relación como colegas y compañeros de trabajo (con ellos he trabajado en el IDS, en IDEA y la PUCP, respectivamente), y por mi parte, les tengo aprecio y estima. No hay en absoluta tirria personal de mi lado, nunca se me ha ocurrido descalificarlos en forma alguna, estoy seguro de que coincidimos en más cosas de las que discrepamos y que en el futuro estaremos coincidiendo reiteradamente en diferentes temas. Tengo formación de izquierda y simpatizo con posturas socialdemócratas, así que no podría ser neoliberal; estoy en contra de la arbitrariedad del poder y todos sus vicios, por eso no podría ser fujimorista. Simpatizo con valores liberales y republicanos, así que no podría simpatizar con un gobierno como el actual tan dado a entender la tarea de gobernar como una sucesión de jugarretas de corto plazo con criterios puramente pragmáticos, pasando por encima de principios básicos (por la misma razón, valoro muy positivamente el gobierno transitorio de Paniagua y a quienes participaron en él). Tampoco me definiría como conservador, estoy totalmente de acuerdo con que asuntos sustantivos del orden social deben cambiar, y que hay que actuar en consecuencia. Aunque reconozco que también considero que no siempre los cambios son para mejor, por lo que hay que ser cuidadoso siempre. No sé si eso sea conservadurismo, o simple sentido común.

Habiendo dicho esto, creo que el asunto de las identidades políticas de cada quien no es relevante para la discusión (menos nuestras historias personales): estamos debatiendo sobre argumentos, sobre evidencia, no sobre las posiciones de las personas. Ahí está la controversia. Nuevamente: no importa si eres humalista o aprista o comunista o fujimorista o socialdemócrata, o lo que sea. Traer a colación las filiaciones políticas es un recurso retórico para ganar adhesiones o despertar antipatías para tratar de quedar bien en un debate. Lo que importa es la solidez de tus argumentos, la calidad de la evidencia en la que se basa, lo apropiado de los criterios con los que evalúas las cosas, la capacidad que tengas de dar cuenta de la dinámica de la realidad, etc. Pienso que puedes ser comunista o neoliberal y estar equivocado, o ser comunista o neoliberal y tener la razón. No importa pues qué seas, lo importante es cómo construyes un argumento. Claro que con estas consideraciones no ganarás aplausos fácilmente...

Termino con lo siguiente. Yo entiendo mi contribución al debate público desde donde puedo aportar algo, que es mi experiencia como científico social, investigador social, académico, profesor universitario, modestamente. Para mí esto significa aportar a una mejor comprensión del funcionamiento y dinámica de la realidad política, en la medida de mis capacidades, para que a partir de allí, cada quien saque sus propias conclusiones. Atención que explicar no implica justificar, son cosas muy diferentes. Pero si no entiendes algo difícilmente podrás ser eficaz en cuestionarlo o defenderlo, así que alguna utilidad tiene. Evito lo más que puedo cumplir el papel de juzgador sobre si las cosas están bien o mal, o de opinador sobre si las cosas me gustan o disgustan. Entro a ese terreno solo cuando me parece estrictamente necesario en nombre de principios generales, no causas partidarias. Asumir el papel de juzgador u opinador ciertamente es necesario, y hay muchos que lo hacen muy bien. Pero yo no tengo ni el interés ni la capacidad de desempeñar esos papeles.

Cada quien aporta al país desde donde puede. La frase "prefiero la vida a los claustros universitarios" me parece muy desafortunada. Está muy bien la militancia política y el activismo social: está muy mal que quienes la tienen miren por encima al resto. Seguramente esta es una de las razones por las que cada vez menos gente se interesa en la militancia y el activismo tradicionales. Nuevamente, todo esto me lleva al post prometido sobre mi experiencia militante, sobre lo que escribiré apenas tenga tiempo...

Ver también:

16 de marzo.
INTELECTUALES Y POLITICA
Jose Alejandro Godoy
http://www.desdeeltercerpiso.com/2010/03/intelectuales-y-politica/

Whatever happened to the intelectual comprometido
Roberto Bustamante
16 Mar, 2010
http://www.elmorsa.pe/2010/03/16/whatever-happened-to/

16/mar/2010
Entrevista a Sinesio López Jiménez: “Sin élites no hay desarrollo ni democracia”
cmsalcedo
http://blog.pucp.edu.pe/item/91764

domingo, 14 de marzo de 2010

Sobre García y el APRA

Artículo publicado en La República, domingo 13 de marzo de 2010

Recientemente se ha comentado mucho sobre el XXIII Congreso del APRA y sobre la actuación del presidente García, tanto para definir sus resultados como en los vaivenes a propósito del indulto a José Enrique Crousillat.

Hemos visto en las últimas semanas y meses que, mientras en otros partidos los conflictos se traducen en deserciones individuales (la derecha) o en divisiones entre grupos (la izquierda), en el APRA después de las patadas vienen los abrazos. Para los apristas la vida fuera del partido es fría y solitaria, por lo que al final se impone la unidad, aunque sea a la fuerza. No debería sorprendernos, en el Congreso de 2004 se impuso también la secretaría colegiada Mulder-Del Castillo, con Cabanillas a cargo de la dirección política. Desde entonces, Mulder se desgastó en la organización interna, Cabanillas llegó a ser ministra pero quedó fuera de competencia después de los sucesos de Bagua, mientras que Del Castillo consiguió la Presidencia del Consejo de Ministros y sobrevivió a los “petroaudios”. Apareció con fuerza un nuevo grupo generacional representado por Quezada, pero ya García insinuó que el candidato presidencial sería Del Castillo. Atrás quedaron también los ensayos de buscar candidaturas “amplias”, detrás de figuras como Ántero Flores o Yehude Simon.

García tiene un juego doble: necesita un candidato suficientemente competitivo para lograr una buena representación parlamentaria, pero no tanto que amenace su liderazgo dentro del partido. Del Castillo parece cumplir ambos propósitos. Si bien la encuesta nacional urbana de Ipsos-Apoyo de febrero le da a Del Castillo una intención de voto de 2% y al APRA un 6%, no debe perderse de vista que la aprobación a la gestión de García está relativamente estable alrededor del 26% (recordemos que García pasó a la segunda vuelta con 25.8 y 24.3% en 2001 y 2006, respectivamente); y la popularidad de García podría favorecer al candidato del APRA. Una encuesta nacional urbana de la Universidad Católica de diciembre del año pasado registraba que hasta un 18% de los encuestados podría votar por el candidato del APRA. Como sea, en 2011 sabremos si el APRA sin García está más cerca del Alva Castro de 1990 (alrededor del 22% en la elección presidencial y en el Congreso), o de Cabanillas y Salinas (4 y 1% en las presidenciales de 1995 y 2000, y 7 y 6% en el Congreso).

El peso del liderazgo de García, que finalmente impuso la secretaría colegiada, también ha estado en debate a propósito del caso Crousillat. Mientras que algunos analistas se empecinan en analizar la conducta de García como condicionada por un intercambio de favores con el fujimorismo, más productivo es detenerse en sus propios intereses: el indulto sirvió como gesto para los fujimoristas y para presionar a América Televisión. Pero con el escándalo generado, no se hará ningún problema con que vuelva a la cárcel, y quemar el fusible del ministro de Justicia.

ACTUALIZACIÓN, 16 de marzo

VER TAMBIÉN:

¿Qué es el APRA?
¿Cuál es la situación del partido más añejo de la política peruana? ¿Conserva la vieja vitalidad o es solo una sigla vendedora? ¿Quiénes se disputan agriamente el poder en su interior? A continuación, un diagnóstico ad portas de su vigésimo tercer congreso nacional en marzo próximo, en el que se elegirá a las nuevas autoridades partidarias.
Por Alberto Vergara
15 de febrero de 2010
http://www.poder360.com/article_detail.php?id_article=3580

miércoles, 10 de marzo de 2010

Argumentos, año 4, nº 1, marzo 2010

"Argumentos dedica este número al tema de la desigualdad en el Perú, haciendo notar tanto sus variadas manifestaciones y consecuencias como su persistencia y reconfiguración, a pesar del sostenido crecimiento económico del país —o quizás como resultado de él—.

En la sección de coyuntura, Remy analiza los cambios en las reglas de juego para elecciones subnacionales y sus consecuencias en la representatividad de los gobiernos regionales. En el tema central se aborda la desigualdad en el país desde distintas miradas: desigualdad económica, desigualdad territorial, desigualdad horizontal y los conflictos derivados de la latente tensión entre el crecimiento y la pobreza. En este contexto, Matta reflexiona sobre el éxito de la cocina peruana. El número cierra con la reseña de dos libros que han dado mucho que hablar últimamente, la democracia según Lynch y Adrianzén.

Este año (2010) y el que viene (2011) supondrán un largo proceso electoral para el Perú que apenas se inicia y, desde el IEP, queremos aportar con un tema de fondo que consideramos necesita de una renovada discusión académica y política. ¿Por qué persiste y crece la desigualdad en el Perú? ¿Cuáles son los procesos y mecanismos que producen y reproducen la desigualdad y qué otros contribuyen a reducirla? ¿Cuánto de la desigualdad en el país está en la base de las distintas formas de discriminación? ¿Cuánta y qué tipo de desigualdad tolera nuestra democracia? ¿Qué tanto importa a los peruanos y a sus proyectos la persistencia y agravamiento de la desigualdad? Argumentos quiere abrir un espacio para esta reflexión, invitando a sus lectores a comentar, cuestionar y debatir en línea".

Coyuntura

María Isabel Remy. ¿Son representativos los gobiernos regionales?

Desigualdades persistentes

Carlos de los Ríos. ¿Crecimiento exclusivo?: Una mirada a la desigualdad económica en el Perú
Patricia Ames. Desigualdad y territorio en el Perú: Una geografía jerarquizada
Ludwig Huber. Desigualdad, diferencia y políticas de la identidad: Una agenda pendiente
Oscar del Alamo. Crecimiento con desigualdad en el Perú: Un escenario de conflictos

Cultura y sociedad

Raúl Matta. Cocina y Clases: Acerca del éxito de la cocina fusión en Lima

Crítica y reseña

Eduardo Dargent. La democracia según Lynch y Adrianzén

Ver:
http://www.revistargumentos.org.pe/index.php?fp_plantilla_seleccionada_temporal=75

Teoría del Estado y de las políticas públicas desde la ciencia política - Syllabus

Estado y Políticas Públicas Syllabus

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Este semestre dictaré el curso "Teoría del Estado y de las políticas públicas desde la ciencia política", en la licenciatura de ciencia política de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Comparto el syllabus, que seguramente tiene algunos problemas; como excusa diré que en gran parte son inevitables por ser un curso que se dicta por primera vez, y que no hay muchos cursos parecidos que uno pueda tomar como referencia. Espero que sea de utilidad para los interesados en estos temas, saludos.

PS. Ver el syllabus del seminario sobre teorías del Estado de Eric Olin Wright, del 2005:
http://www.ssc.wisc.edu/~wright/924%202005%20syllabus.pdf

domingo, 7 de marzo de 2010

Lecciones de un debate

Artículo publicado en La República, domingo 7 de marzo de 2010

Quienes leen habitualmente estas páginas saben que en las últimas semanas he participado en un debate, en particular con mis estimados colegas Nicolás Lynch y Alberto Adrianzén. Presento aquí algunas conclusiones muy personales.

Nada malo tiene la militancia en el Partido Nacionalista, ni en ningún otro; por el contrario, en un contexto antipolítico como el que padecemos, estos compromisos deben ser saludados, debemos mirar con simpatía todos los esfuerzos serios de construcción partidaria. Precisamente por eso he mirado críticamente el que algunos apoyen a Ollanta Humala, en vez de militar en el Partido Nacionalista, o de respaldar un proyecto colectivo bien definido. Y por eso también he criticado recientemente el transfuguismo y oportunismo de algunos personajes, guiados por consideraciones puramente electorales.

El dedicarse a la investigación social, a la docencia universitaria y a la militancia partidaria al mismo tiempo es complicado, no imposible, por supuesto. Venimos de una tradición de muy fuerte politización de las ciencias sociales, en las que las consignas partidarias se impusieron sobre la investigación rigurosa. Ciertamente, no solo la politización introduce sesgos en el análisis académico: pero de todo ello lo que debemos deducir es la necesidad de ser muy escrupulosos en lo metodológico, no dar rienda suelta a la subjetividad. Pienso que un científico social debe ser muy disciplinado en su trabajo académico y desde esa base aportar al debate público, evitando acomodar la realidad a sus intereses y banderas, de modo de justificar sus posturas políticas.

Importantes sectores de nuestra izquierda siguen teniendo dificultades para asumir un paradigma democrático. Se piensa que las preferencias de la mayoría tienen primacía sobre las instituciones, lo que justifica las acciones de Chávez, Morales, Correa. Convenientemente se olvida a Álvaro Uribe, quien defiende exactamente el mismo argumento, y también a Alberto Fujimori, en realidad el fundador contemporáneo de este argumento en el área andina; lo que no les impide acusar de conservadores o fujimoristas a quienes rechazamos la arbitrariedad del poder, sea de izquierda o de derecha. Estas descalificaciones al interlocutor me suenan a una suerte de versión izquierdista del discurso gubernamental de El Perro del Hortelano. Más sensata me suena la propuesta de Ollanta Humala, quien recientemente propuso la creación de un frente democrático en contra de la corrupción en las elecciones municipales en Lima, que una izquierdas y derechas.

Para terminar, si bien tenemos una democracia, es evidente también que es de muy mala calidad. Propongo seguir el debate en torno a cómo mejorarla. Y acá podríamos relacionarnos con otro debate muy interesante ocurrido en las últimas semanas sobre el neoliberalismo en el Perú, en el que han participado Waldo Mendoza, Felix Jiménez, Ricardo Lago, Pedro Francke, entre otros.


VER TAMBIÉN:

Actualidad Económica del Perú
http://aeperu.blogspot.com/

El nuevo pensamiento conservador
Dom, 07/03/2010
Alberto Adrianzén
http://www.larepublica.pe/debates-alberto-adrianzen/07/03/2010/el-nuevo-pensamiento-conservador


ACTUALIZACIÓN, 9 de marzo.

Ver también:

Yo no soy politólogo (por ti seré, por ti seré)
Mar, 09/03/2010
Nelson Manrique
http://www.larepublica.pe/columna-en-construccion/09/03/2010/yo-no-soy-politologo-por-ti-sere-por-ti-sere


ACTUALIZACIÓN, 10 de marzo

miércoles 10 de marzo de 2010
LA “NEUTRALIDAD” CUESTIONADA (NELSON MANRIQUE SOBRE LA OBJETIVIDAD)
Gonzalo Gamio
http://gonzalogamio.blogspot.com/2010/03/la-neutralidad-cuestionada.html


ACTUALIZACIÓN, 14 de marzo
La vida, la academia y la política
Dom, 14/03/2010
Nicolás Lynch
http://www.larepublica.pe/debates-nicolas-lynch/14/03/2010/la-vida-la-academia-y-la-politica

UN DEBATE QUE SE ESTÁ ENTRAMPANDO
domingo 14 de marzo
Gonzalo Gamio
http://gonzalogamio.blogspot.com/2010/03/un-debate-entrampado.html

Entrevista con Alberto Vergara: “El Perú necesita más política, más ideas"
Por Alberto Mori
http://www.pucp.edu.pe/idehpucp/boletin/index.php?view=interna&cat=1&id=131

lunes, 1 de marzo de 2010

Intelectuales y política

Sigue el debate sobre intelectuales y política. Ver algunas de las últimas contribuciones:

Politólogos y políticos
Sáb, 27/02/2010
Alberto Adrianzén

http://www.larepublica.pe/disidencias/27/02/2010/politologos-y-politicos

De Ideele 197:

Los intelectuales, la militancia y el nacionalismo
Alberto Adrianzén

http://www.revistaideele.com/node/643?page=0%2C1

Cuando el país duele demasiado
Pedro Francke/Tierra y Libertad

http://www.revistaideele.com/node/643?page=0%2C2

De la razón en política al uso político de la razón
Juan Sheput/Perú Posible

http://www.revistaideele.com/node/643?page=0%2C3

La transición inconclusa de Alberto Adrianzén
Jorge Morel/Politólogo

http://www.revistaideele.com/node/661

Por sus libros los conoceréis
Eduardo Dargent

http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3082&id=12&idE=867&idSTo=82&idA=45095

http://martintanaka1.blogspot.com/2010/02/por-sus-libros-los-conocereis-de.html

viernes 26 de febrero de 2010
¿ADIOS A LA EPISTEMOLOGÍA? MÁS SOBRE IDEOLOGÍAS Y OBJETIVIDAD
Gonzalo Gamio

http://gonzalogamio.blogspot.com/2010/02/adios-la-epistemologia.html

Si el régimen político no es de izquierda, no es democrático (o el blues de los intocables)
Alberto Vergara

http://www.larepublica.pe/archive/all/domingo/20100228/10/node/252517/todos/1558

Solamente unos comentarios breves, porque no tengo mucho que añadir a cosas que ya he dicho antes. Pero no me puedo resisitir a comentar partes de los textos de Adrianzén. En Ideele el autor dice,

"Y si creo poco en la “objetividad” —más allá de que también crea que hay que tratar de practicarla—, menos creo en la imparcialidad cuando hablamos de política. Cómo ser imparcial, por ejemplo, frente al genocidio del pueblo judío en la Segunda Guerra Mundial o, ahora, frente a la masacre cotidiana del pueblo palestino o la guerra imperialista en Irak. Cómo ser imparcial (o neutral) frente a los sucesos de Bagua o ante el reciente e impúdico intento del Ejecutivo por cambiar la Ley sobre Desplazamientos Internos (ley 28223) para favorecer la construcción de cinco centrales hidroeléctricas, en el marco del Memorando de Entendimiento entre Perú y Brasil, principalmente en nuestra selva. La razonabilidad en la conducta política de los individuos poco tiene que ver con la “imparcialidad” y mucho, más bien, con un cierto compromiso que no puede ser sinónimo de fanatismo, dogmatismo o simple “sobonería”. Además, hay que reconocerlo, tener (o mantener) un compromiso no es fácil; más simple, definitivamente, es no actuar, más aun si se hace en aras de la imparcialidad y la objetividad. Me pregunto cuántos individuos, parafraseando al poeta español, recitan sin saberlo estos versos todos los días: 'Soy más duro que el mármol a las quejas del otro y más helado que la nieve al lamento de los otros'. Sospecho que muchos".

Adrianzén recurre a un argumento demagógico, impresionista, caracterizado por algunos como "ley de Godwin". Ver:

http://en.wikipedia.org/wiki/Godwin

Quién podría invocar imparcialidad "frente al genocidio del pueblo judío en la Segunda Guerra Mundial". La gran mayoría estaremos en contra de los nazis y a favor del pueblo judío y actuaríamos en consecuencia (lo mismo respecto a sus demás ejemplos). En lo que sí habría que intentar ser objetivo, riguroso, imparcial, sería, por ejemplo, en una investigación que busca explicar el surgimiento del nazismo, y que tiene ante sí diversas hipótesis en competencia. Son dos dimensiones totalmente diferentes. Frente a los problemas del mundo definitivamente tenemos que actuar, no ser indiferentes, incluyendo por supuesto a los científicos sociales. Pero atención que la vida militante debe ser diferenciada de la vida del científico social, cada una se rige por reglas diferentes.

De otro lado, en su artículo en La República dice lo siguiente: "(...) debemos dejar de lado dos cosas si queremos procesar un debate serio: por un lado, esta suerte de oficio de notario que busca dar cuenta de una “realidad”, y por el otro, este “objetivismo” de que las cosas son como son porque la realidad es supuestamente única y se construye al margen de las voluntades de los individuos. Si así fuera, por ejemplo, no tendría sentido en la sociología el famoso teorema de Thomas (1928) que nos dice: “Si las personas definen las situaciones como reales, estas son reales en sus consecuencias” ".

Estoy de acuerdo con que la realidad no existe al margen de la voluntad de los individuos, más todavía en el campo de la política, donde la acción precisamente cambia la realidad. Sin embargo, la referencia a Thomas me parece equivocada: ella conduce a pensar que las percepciones de las personas son también hechos objetivos, registrables, medibles, relativamente independientes del observador, y por lo tanto campo de observación científica y análisis empírico. Para eso están los estudios sobre cultura y opinión política, marcos de referencia cognitivos (framings), y otros. Thomas tiene razón, lo importante es ver cómo los actores definen las situaciones, porque actuarán según esas definiciones. Pensar por ejemplo en las personas en comunidades que están convencidas de que la minería contamina; al margen de lo que digan estudios de impacto ambiental, la gente apoyará o rechazará la minería sobre la base de sus percepciones, para lo cual es crucial estudiar cómo se forman y cambian las mismas. Ver por ejemplo:

CLARIFYING THE RELATIONSHIP BETWEEN FRAMING AND IDEOLOGY IN THE STUDY OF SOCIAL MOVEMENTS: A COMMENT ON OLIVER AND JOHNSTON*
David A. Snow - Robert D. Benford
http://www.ssc.wisc.edu/~oliver/PROTESTS/ArticleCopies/SNOW_BED.PDF

De otro lado, Adrianzén dice:
"(...) creo que el problema no es tanto la objetividad de los científicos sociales sino más bien otro: la permanente invasión de los científicos sociales (y politólogos) –que carecen de responsabilidades políticas– en el campo de la política. Dicho en otros términos: asumir un comportamiento (y un discurso) político con la vestimenta del científico social o del académico 'neutral' ”.

Muy impresionante: ahora resulta que para escribir sobre temas políticos es obligatorio militar en algún partido, apoyar explícitamente a algún candidato. ¿Y si no nos entusiasma ninguno, como a la gran mayoría de peruanos?

Leyendo a Adrianzén y a Francke me ha provocado escribir un post sobre mi brevísima y fracasada experiencia militante. Espero tener tiempo pronto para hacerlo...

ACTUALIZACIÓN, 2 de marzo.

Ver también:

La democracia que molesta
Mar, 02/03/2010
Nicolás Lynch
http://www.larepublica.pe/delito-de-opinion/02/03/2010/la-democracia-que-molesta

Venezuela, Colombia, Cuba y Chile
Mar. 02 mar '10
Carlos Basombrío
http://peru21.pe/impresa/noticia/venezuela-colombia-cuba-chile/2010-03-02/269250

martes 2 de marzo de 2010
EL DEBATE SOBRE LA OBJETIVIDAD Y EL ARGUMENTO DEL MUÑECO DE PAJA (REFLEXIONES SOBRE UN ARTÍCULO DE ALBERTO VERGARA)
Gonzalo Gamio
http://gonzalogamio.blogspot.com/2010/03/el-debate-sobre-la-objetividad-y-el.html


ACTUALIZACIÓN, 5 de marzo

Economía y ética (1)
Mildemonios 05 marzo 2010
http://mildemonios.lamula.pe/?p=1638