miércoles, 25 de noviembre de 2015

¿Una nueva etapa en América Latina?

Artículo publicado en La República, domingo 1 de noviembre de 2015

Se comenta mucho en todo América Latina del final del ciclo 2003-2012, marcado por precios altos de nuestros productos primarios de exportación y altas tasas de crecimiento, y nos preguntamos sobre sus consecuencias económicas y sociales. Cabe preguntarse también sobre las consecuencias políticas.

Este ciclo que termina se dio después de una grave crisis entre 1999 y 2002, que a su vez puso fin a una década de crecimiento económico, asociado a la aplicación de políticas neoliberales de ajuste y reforma estructural. Yendo más atrás, el crecimiento de la década de los noventa puso fin a la crisis de la “década perdida”, la de los años ochenta. Así, los años noventa fueron los años del descrédito del populismo económico, y de la hegemonía neoliberal; la crisis 1999-2002 del descrédito neoliberal y la búsqueda de alternativas, que dieron lugar al llamado “giro a la izquierda” en toda la región. Así, del fracaso en los intentos de implementar políticas neoliberales emergieron Hugo Chávez y Rafael Correa, y de la crisis de la políticas neoliberales efectivamente aplicadas emergieron el Kirchnerismo y Evo Morales. En otros países, como Uruguay, Chile y Brasil, de maneras menos dramáticas se dieron desplazamientos hacia posiciones de izquierda con mayor énfasis redistributivo, aunque sin retóricas antisistema. En otros países la continuidad de políticas orientadas al mercado se mantuvo, pero las izquierdas y movimientos contestatarios ganaron mayor presencia (México, Colombia), e incluso llegaron a la presidencia, aunque sin consecuencias (Perú con Humala).

Así como el crecimiento de los últimos años legitimó a los gobernantes en el poder (tanto de izquierda como de derecha), lo que se tradujo en altos niveles de popularidad y cierta continuidad oficialista (no en el Perú, por supuesto), la desaceleración empieza a complicarla. Pero no está claro que la complicación lleve al recambio, así como desaceleración no es igual a crisis. En el campo de la izquierda los liderazgos de Morales y Correa se ven firmes, pero también hay situaciones problemáticas en Venezuela, Brasil, Argentina y Chile, aunque las razones para esos problemas son muy diferentes en cada caso. Más que sufrir las consecuencias de la desaceleración, pagan el precio de problemas de autoritarismo, un ejercicio desprolijo del poder, o escándalos de corrupción de diferente tipo. Algo similar podría decirse de gobiernos que siguen una orientación más a la derecha.

De este modo, no podría afirmarse, al menos no todavía, que estemos ante una tendencia firme de cambio en un sentido definido; a diferencia del pasado, en el que el descrédito del populismo económico llevó al neoliberalismo, y el descrédito de éste al “giro a la izquierda”. La desaceleración afecta a gobiernos de diferente orientación, pero más que por ésta la ciudadanía está molesta por problemas de inseguridad, corrupción, arbitrariedad en el poder. Y ese descontento puede canalizarse por muchas vías, no necesariamente ideológicas.

No hay comentarios.: