viernes, 3 de junio de 2016

El próximo gobierno

Artículo publicado en La República, domingo 1 de mayo de 2016

¿Cómo será el próximo gobierno? Si ganara Kuczynski, es razonable pensar que su gobierno sería parecido a los tres últimos. Kuczynski fue ministro de economía de Toledo, y Mercedes Araoz de García. De los congresistas electos, Carlos Bruce y Juan Sheput fueron también ministros de Toledo. Y nada impide imaginar que muchos cuadros del gobierno actual puedan colaborar con Kuczynski en el futuro. De ganar, su presidencia sería la de la continuidad, para bien y para mal; ganaríamos en estabilidad, pero también padeceríamos problemas conocidos, consecuencia de tener en el poder a un partido personalista que reune a una “coalición de independientes”. Además, el gobierno seguramente padecería de los límites de un manejo tecnocrático, y habría problemas para mantener unida a la bancada de Peruanos por el Kambio, que es una suerte de reiteración de la Alianza para el Gran Cambio, el “sancochado” de 2011, que terminó diluyéndose.

El mayor incentivo que tendrían los 18 congresistas de PPK para mantenerse unidos con Kuczynski en el gobierno es que tendrán a 73 congresistas fujimoristas al frente. Es evidente que Kuczynski requeriría para gobernar de un entendimiento con el fujimorismo: eso no debería ser un problema en tanto comparten visiones similares en torno al mantenimiento del modelo económico (al punto que las escaramuzas de la segunda vuelta se ocupan de temas marginales). A pesar de eso, la relación no será sencilla: al fujimorismo no le interesa asumir los pasivos de un gobierno ajeno, e intentará desmarcarse del “gobierno de los ricos” con miras al 2021, y reivindicar solo los logros obtenidos gracias a su “responsabilidad y madurez democrática”. Para Kuczynski, el riesgo de la mayoría fujimorista estaría en la tentación populista de éste, antes que la autoritaria.

¿Y cómo sería un gobierno de Keiko Fujimori? Algunos consideran que el fujimorismo tendría un “ADN autoritario” que lo llevaría a actuar de manera similar a la de la década de los años noventa; podría decirse, de otro lado, que el contexto es totalmente diferente, que el fujimorismo en realidad carece de ideología, por lo que podría adecuarse pragmáticamente al nuevo escenario. Además, la influencia de Alberto Fujimori en la dirección del fujimorismo hoy parece marginal (recordemos su patética carta abogando por la postulación al Congreso de Chávez, Cuculiza y Aguinaga). A mí me parece que K. Fujimori en el poder nos recordará bastante al segundo gobierno de Alan García, mutatis mutandis. García quiso reivindicarse por el desastre económico de su primer gobierno, por lo que fue muy escrupuloso en el mantenimiento de la ortodoxia neoliberal: sin embargo, su gobierno quedó manchado por escándalos como el de los “narcoindultos” y “petroaudios”, por ejemplo. En otras palabras, por cada Luis Carranza o Mercedes Araoz, puedes encontrar un Facundo Chinguel o un Alberto Quimper.

Así, seguramente K. Fujimori querrá hacer una buena letra democrática para marcar distancias con el “albertismo”, pero enfrentará múltiples disidencias, desafíos e incoherencias a lo largo del camino. Lo ocurrido en días pasados con su hermano Kenji es elocuente. De otro lado, en lo económico, antes que la imposición de un dogma neoliberal acaso el riesgo esté en un eventual populismo de derecha, lógica que ha marcado la actuación de su grupo parlamentario en los últimos años: pro mercado, pero de acuerdo con que Petroperú administre el lote 192, por ejemplo. Piénsese también en el desconcertante apoyo de K. Fujimori a los mineros informales o su posición respecto al 24x24 policial de los últimos días.

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